Lectura: Salmos 139:7-16
Según los datos de “Worldometers”, una página especializada en estadísticas poblacionales a nivel mundial, en este momento existen unos 8.217 millones de personas en el mundo que nos acompañan.
Nuestro hermoso planeta es un punto azul entre los millones de cuerpos celestes creados por nuestro todopoderoso Dios; ante toda esa inmensidad nuestra amada Tierra podría considerarse como una pequeña partícula de polvo en el Universo.
Si sólo consideramos esas cifras podríamos pensar que somos insignificantes e intrascendentes. No obstante, la Palabra de Dios nos comunica algo totalmente contrario. El profeta Isaías nos comparte que Dios: “midió las aguas en el hueco de su mano” (Isaías 40:12), y ese mismo Dios puede distinguir a cada persona que habita este planeta como alguien único e importante, porque está hecha a Su imagen y semejanza (Génesis 1:27).
Dios nos puso en este mundo para que lo disfrutemos (1 Timoteo 6:17). También tiene un propósito para todos los que han confiado en Jesús como Salvador (Efesios 2:10). Además, aunque este universo es tremendamente vasto, Dios se ocupa de cada uno de nosotros de forma especial. El Salmo 139 afirma que el Señor sabe lo que vamos a decir y lo que pensamos, y no podemos huir de su presencia; incluso, planeó nuestra existencia terrenal antes de que naciéramos.
- ¡No hay por qué sentirse insignificante cuando el Dios del universo se interesa en nosotros!
- Esta semana recordamos la pasión de nuestro Señor quien vino a salvarnos, así que no pienses ni por un momento que no le interesas a Dios, pues Él entrego su preciosa sangre para salvarte.
HG/MD
“Te doy gracias, porque has hecho maravillas. Maravillosas son tus obras, y mi alma lo sabe muy bien.” (Salmo 139:14).
0 comentarios