Lectura: Filipenses 4:4-13

Cada vez es más difícil que las personas estén satisfechas con lo que son y lo que tienen.  Con cada avance de la tecnología y la medicina, se nos seduce para creer que necesitamos de estas cosas para ser felices.

Si nos remontamos unos 20 años atrás, las personas no tenían la necesidad de un teléfono inteligente para poder hablar con alguien, ni de las redes sociales para poder compartir con sus seres queridos; pero hoy, escucho a muchas personas quejándose porque no tienen el teléfono inteligente más reciente del mercado.

Todas las maravillas que en estos momentos estamos viviendo y disfrutando como sociedad moderna, nunca podrán sustituir los principios para estar satisfechos y tener un verdadero contentamiento según es definido en la Biblia, tal como lo registra Filipenses 4:11-13: “No lo digo porque tenga escasez pues he aprendido a contentarme con lo que tengo.  Sé vivir en la pobreza, y sé vivir en la abundancia. En todo lugar y en todas las circunstancias he aprendido el secreto de hacer frente tanto a la hartura como al hambre, tanto a la abundancia como a la necesidad. ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece!”.

El secreto del verdadero contentamiento se encuentra tan sólo en Jesús, no en los inventos de las personas, o en las comodidades, los avances tecnológicos, la riqueza o la diversión, ni siquiera en la buena salud, pues todas esas cosas son finitas y su efecto es muy temporal.  Aunado a ello, el gozo y la paz (Romanos 15:13) que encontramos en la relación real y creciente con nuestro Señor, es algo verdadero y eterno.

  1. El contentamiento es el uso agradecido, fiel y fructífero de lo que tenemos, sea poco o mucho.
  2. El verdadero contentamiento sólo lo podemos encontrar en nuestro Señor.

HG/MD

“No lo digo porque tenga escasez pues he aprendido a contentarme con lo que tengo” (Filipenses 4:11).