Lectura: Mateo 3:1-12
Investigaciones médicas han comprobado que, aunque a las personas a quienes se les ha realizado un procedimiento de Bypass Coronario se les instruye para que modifiquen su estilo de vida, y se les advierte que si no siguen las recomendaciones corren riesgo sus vidas, el 90% no cambia sus hábitos perjudiciales de vida. Al parecer las personas prefieren morir antes que cambiar.
Vemos que en estos casos los doctores les predican a sus pacientes un mensaje de transformación física para prevenir una muerte temprana. De una manera similar, Juan el Bautista vino para predicarle a su generación un mensaje de cambio espiritual: “… ¡Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado!” (Mateo 3:2). Juan el Bautista tenía como llamado de vida, preparar a su generación, anunciarles que el reino de Dios se había acercado por fin; su Mesías pronto se haría presente.
Arrepentirse no sólo implica un cambio de vida, reconociendo nuestros errores o pecados, también tiene como componente un cambio en la manera en la cual percibimos a Dios y nuestra actitud hacia Él, esto es lo que finalmente logra el cambio en las decisiones, y esta era la clase de vida que Juan el Bautista deseaba que tuvieran quienes lo escuchaban (Juan 3:16).
- El Señor continúa invitándonos a aceptar su regalo de salvación, y a arrepentirnos de nuestra equivocada manera de vivir.
- Si aún no lo has hecho, ¿qué esperas? La alternativa es un destino terrible separado para siempre de Dios.
HG/MD
“Produzcan, pues, frutos dignos de arrepentimiento” (Mateo 3:8).