Lectura: Lucas 12:22-34
El famoso escritor danés de cuentos infantiles: “El patito feo”, “el traje nuevo del Emperador”, entre muchos otros: Hans Christian Andersen (1805 – 1875), tenía una fobia llamada tapefobia, o lo que es lo mismo, tenía miedo a ser enterrado vivo. Este miedo lo afligía terriblemente, y debido a esto acostumbraba llevar una nota en su bolsillo indicando que en caso de ser encontrado inconsciente, no debían asumir que estaba muerto; adicionalmente, mantenía otra nota en su mesita de noche la cual decía: “Solo parece que estoy muerto”. Finalmente, el autor murió víctima de un cáncer en 1875.
Quizás ese tipo de temor o ansiedad es extraño, pero cada uno de nosotros también tiene temores que nos causan ansiedad, y lo más inentendible de todo es que dejamos que esos sentimientos nos invadan, en lugar de llevarlos a Dios por medio de la oración. Preferimos vivir con temor en lugar de confiar en el Dios todo poderoso, el creador del universo.
Preocuparse y llenarse de angustia no cambia las cosas. Sin embargo, confiar en el Señor con todo nuestro corazón cambia la manera de como vemos la vida.
- Perdón Señor por nuestra tendencia a la preocupación. Ayúdanos a entender que preocuparnos no nos lleva a ninguna parte.
- No permitas que tus errores y miedos te inmovilicen y hasta te entierren vivo, recuerda que gracias a nuestro Señor tenemos vida, y vida eterna. “Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en su Hijo” (1 Juan 5:11).
- Cuando depositamos nuestras preocupaciones en manos de Dios, Él pone su paz en nosotros.
HG/MD
“Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús” (Filipenses 4:7).