Lectura: Romanos 12:9-21

En un viaje que realizamos por Francia, tuvimos la oportunidad de visitar un búnker de la Segunda Guerra Mundial que se encuentra en las Éperlecques forestales pertenecientes al municipio del mismo nombre, en el departamento francés de Pas-de-Calais. Este búnker fue construido por la Alemania nazi entre 1943-1944 para servir como base de lanzamiento de misiles V2 dirigidos contra Londres y el sur de Inglaterra.

El lugar mezcla el ingenio humano que años después impulsaría los primeros pasos del hombre fuera de la tierra y el terror de las armas que destruyen sin consultar en que bando se encuentran, y llevan dolor a las familias que perdieron lo más valioso, la vida de sus seres queridos.

En su tiempo Salomón también pudo observar lo mejor y lo peor de la humanidad de ese entonces, y nuestra tendencia al mal describiéndolo de la siguiente forma: “que se alegran haciendo el mal y que se gozan en las perversidades del mal” (Proverbios 2:14).

Y aunque esto tal vez describa gran parte del mundo que nos rodea, los seguidores de Cristo también tenemos una manera renovadoramente diferente de enfrentar la vida. Pablo nos desafía, diciendo: “No seas vencido por el mal sino vence el mal con el bien” (Romanos 12:21), y también nos recuerda que: “…en cuanto se agrandó el pecado sobreabundó la gracia” (Romanos 5:20).

  1. Como creyentes nuestras acciones deben estar centradas en Jesús, mostrando con nuestras vidas que seguimos su carácter y prioridades.
  2. Si cada uno en realidad viviera cada día reflejando el amor de Dios, quizás habría menos bunker de odio y más personas viajando al cielo (Filipenses 3:20-21).

HG/MD

“No seas vencido por el mal sino vence el mal con el bien” (Romanos 12:21).