Lectura: Salmos 91:1-16

Eran los terribles días de la Segunda Guerra Mundial, un piloto de bombardero estaba volando en territorio enemigo cuando fue alcanzado por artillería antiaérea, la cual lo hizo caer girando sin control sobre el océano.

Años después de este accidente, contaba aún emocionado: “Empecé a orar, pero eso es lo último que recuerdo antes de caer en el agua.  Estaba muy mal.  Había perdido mi pierna por debajo de mi rodilla y sabía que si no ocurría un milagro me desangraría en minutos.  Luego, en medio de mis momentos de conciencia, pude sentir que algo me tocó.  Era el copiloto, quien había recogido un pedazo de madera que se había desprendido del botiquín del avión; al abrirlo, pude sacar un kit de supervivencia en el que había materiales para hacer un torniquete y con lo cual pudimos detener la hemorragia. Al cabo de unos minutos otro avión pasó sobre nosotros y nos lanzó una balsa de rescate, y horas más tarde fuimos rescatados por un buque que habían enviado. Si a eso no se le puede llamar milagro, no sabría como llamarle.  Dios había contestado mi oración”.

En Jeremías 33:3, el Señor dice lo siguiente: “Clama a mí, y te responderé; y te revelaré cosas grandes e inaccesibles que tú no conoces”.  Las palabras “grandes e inaccesibles”, llaman mucho la atención en este pasaje; Dios no está limitado como nosotros, cuando oramos conforme a Su voluntad, Él puede hacer lo que el mundo considera imposible; sin embargo, no debemos interpretar que cumplirá nuestros deseos egoístas, o que renunciará a su Plan Perfecto con tal de que nos vaya bien y a otra persona le vaya mal.

  1. Cuando le pides a Dios que haga Su voluntad en tu vida, puede ser que el resultado no sea el que esperas, puede ser que no conceda tu petición porque sabe que no es el tiempo correcto, o te quiere hacer esperar para que aprendas perseverancia.  También puede pasar que conceda tu petición, sabiendo que tu agradecimiento dará como resultado que ayudes a otros, convirtiéndote en un instrumento de Su voluntad.
  2. La fe espera de Dios lo que está más allá de toda expectativa humana.

HG/MD

“Clama a mí, y te responderé; y te revelaré cosas grandes e inaccesibles que tú no conoces” (Jeremías 33:3).