Lectura: 1 Juan 4:7-19
En la visita a una librería pude ver una placa de metal que me llamó la atención, la placa estaba bellamente decorada y en ella se leía lo siguiente: “Si ya tienes el amor; la fe y la esperanza vendrán después”.
Pensé por un momento y me dije: “Si en la vida cristiana el amor va primero, entonces ¡de inmediato, le seguirán la fe y la esperanza!”.
Luego de analizarlo por algún tiempo, concluí que: “El amor está primero, ya que se origina en Dios. En 1 Juan 4:19, se nos recuerda que “Nosotros amamos porque él nos amó primero”. También el amor de Dios, descrito en 1 Corintios 13, explica una característica del amor verdadero: “El amor nunca deja de ser” (1 Corintios 13:8).
Sin duda, la fe y la esperanza son esenciales para el creyente. Al ser justificados por la fe, “tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 5:1). Además, en Hebreos 6:19, se describe la esperanza “como ancla de la vida, segura y firme”.
Un día ya no necesitaremos más fe, porque lo que hoy no vemos se convertirá en un hecho palpable; ni tampoco esperanza, porque su promesa tan anhelada por nosotros se concretará cuando veamos a nuestro Salvador cara a cara. No obstante, el amor es eterno, porque el amor es de Dios y Dios es amor (1 Juan 4:7-8). “Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor”. Es lo primero y lo último (1 Corintios 13:13).
- ¡Esperamos con ansias el día cuando no necesitemos más de nuestra fe y esperanza, porque estaremos a tu lado Señor!
- El amor verdadero no es un sentimiento, es una decisión de Alguien quien se entregó consciente y enteramente por nosotros.
HG/MD
“Nosotros amamos porque él nos amó primero” (1 Juan 4:19).
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