Lectura: Marcos 2:1-12

Estábamos de camino a una reunión del equipo de la iglesia con quienes trabajábamos en ese entonces, y sabiendo que varios venían de camino le pidieron a uno de ellos que comprara bocadillos para compartir durante la reunión. Por un momento se hizo un silencio durante la llamada y entonces Santiago dijo: “Saben, tengo algo mejor que llevar que unos bocadillos”.

Esa era una declaración sorprendente de parte de Santiago, pues era el más joven de todos los que íbamos a la reunión, pero cuando entró supimos a que se refería, traía una hogaza de pan de canela recién horneado por su mamá, y con el pan venía una etiqueta escrita a mano por ella la cual decía: “Gracias por su trabajo”.

Ella había tenido que empezar a vender pan casero luego de renunciar a su trabajo debido a algunos problemas de salud que enfrentaba.  En lugar de dejar que las circunstancias la deprimieran, se levantó con nuevas fuerzas y enfrentó el desafío que se le estaba presentando, ahora ella trabaja desde su casa, a su ritmo y tiempo, y de vez en cuando le regala pan preparado con sus manos a diferentes familias y ministerios de la iglesia.

Aunque la mamá de Santiago no recibió una sanidad de su padecimiento, como si sucedió con el paralítico de la lectura devocional, ella se levantó y consiguió que muchos vieran su testimonio de valentía y entrega por la obra de Dios en su vida.

  1. Dios desea que formes parte de su grandioso plan a pesar de tus limitaciones.  Levántate y pregúntate qué es lo que Dios puede hacer por medio de ti.
  2. Ante los desafíos de la vida sé valiente y has lo que Dios te motiva a hacer para Él.

HG/MD

“A ti te digo, ¡levántate, toma tu camilla y vete a tu casa!” (Marcos 2:11).