Mártires de la Fe
Robert Thomas, Corea , 1866
Al escuchar los gritos, Robert J. Thomas levantó la vista del pasaje que estaba leyendo en su Biblia. Los soldados coreanos estaban abordando el barco, blandiendo en sus manos largos y brillantes cuchillos. Al darse cuenta de que iba a ser asesinado, levantó frente a ellos la Biblia en coreano mientras decía: «Jesús, Jesús». Al instante lo decapitaron.
Robert J. Thomas, el primer misionero enviado a Corea, sobrevivió tan sólo unos meses en ese país. Había sido ordenado en el ministerio el 4 de junio de 1863 en una pequeña iglesia de Hanover, Gales. Él y su esposa partieron hacia Corea el mes de julio enviados por la Sociedad Misionera de Londres. Poco tiempo después de haber llegado a Shangai, China, su esposa murió.
Thomas partió sólo hacia Corea, donde comenzó a aprender el idioma y a evangelizar. En 1886, Thomas abordó el barco estadounidense General Sherman, a lo largo del río Taedong (donde hoy día está ubicada la capital de Corea del Norte). Cuando el barco encayó en un banco de arena, los soldados coreanos que estaban en la orilla comenzaron a sospechar, abordaron el barco y mataron a todos los extranjeros, incluyendo a Thomas.
Veinticinco años después de la muerte de Thomas, alguien descubrió una pequeña casa de huéspedes en esta área, en la que había un extraño papel que cubría las paredes. El papel tenía impreso caracteres coreanos. El dueño de la casa de huéspedes explicó que había usado las páginas de un libro para pegarlas en la pared con el propósito de preservar el escrito. No sólo el dueño, sino muchos de lso huéspedes venían y se hospedaban para leer las paredes y leer las páginas de la Biblia que Thomas les había dado a sus asesinos. A pesar de que Corea del Norte está bajo el gobierno comunista, la iglesia aún vive. La obra de Robert J. Thomas, el efimero misionero continúa. Hoy día, más de cien familias cristianas adoran a Jesús en esta zona. La Palabra de Dios ha pasado de esta escondida entre aquellas paredes, a estar guardada en el corazón de cada uno de ellos.
«Muchos dirán que fue una perdida todos los años de preparación de Thomas. Dedicó mucho tiempo a su preparación para sólo tres breves meses de trabajo en los que no logró ni un sólo convertido y le costó a él y a su esposa la vida. Pero Dios siempre puede tomar lo que parece un fracaso y convertirlo en un rotundo éxito. Aunque Thomas murió antes de salvar a nadie, él pudo iluminar la oscuridad de esta tierra con la Palabra de Dios. La Palabra que Thomas depositó allí, creó un destello de luz que persevara hasta el día de hoy.
Debe dejar de mirar el lado incorrecto de las cosas. Levante su corazón a los lugares celestiales y observe los sufrimientos momentáneos de la vida como una colección de perlas y joyas con las cuales seremos adornados en la eternidad». – Richard Wurmbrand (encarcelado un total de 14 años, Rumanía 1940-1960).
Tomado del libro: Locos por Jesús, pags. 281-282.