Lectura: Efesios 1:15-23
A menudo lo que pedimos en oración, tiene relación directa con la forma en la que vemos la vida. Por ejemplo, oramos a Dios por el trabajo que deseamos, por la persona que compartirá nuestra vida, los problemas con el auto, la enfermedad de un familiar, y eso está bien; debemos orar por ese tipo de cosas.
Cuando Pablo le oró a Dios por los creyentes de Éfeso, nunca mencionó las necesidades físicas. Él le pidió a Dios para que estos creyentes pudieran entender la verdad de Dios más claramente (Efesios 1:18). Específicamente le solicitó a Dios que les diera sabiduría en tres áreas: la esperanza a la cual fueron llamados, las riquezas de su herencia espiritual y el poder de la resurrección (Efesios 1:18-20).
Estos elementos invisibles son significativos, porque mientras mejor veamos lo invisible (lo espiritual) con los ojos de la fe, mejor podemos ver las realidades del mundo visible y sus implicaciones.
Tener un mejor entendimiento de la esperanza de la vida eterna, nos permitirá darnos cuenta de las abundantes riquezas espirituales que tenemos en Cristo Jesús, y nos impedirá centrarnos demasiado en nuestras peticiones terrenales, pues comprenderemos que Dios nos cuidará y sabe exactamente qué es lo que en verdad necesitamos.
- Señor, haz que entendamos la importancia de centrar nuestra vida en las cosas que realmente importan; debemos hacernos tesoros en el cielo (Mateo 6:20).
- Si mantienes tu mirada en Cristo, podrás ver cuáles son realmente las riquezas espirituales.
HG/MD
“Habiendo sido iluminados los ojos de su entendimiento para que conozcan cuál es la esperanza a la que los ha llamado, cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos” (Efesios 1:18).