Lectura: Job 37:1-18

En Jamaica, se encuentra una extensión de agua llamada la Laguna Luminosa. De día es una bahía sin nada de particular, en la costa norte. De noche es una maravilla de la naturaleza.

Si la visitas después de que anochece, notarás que el agua está llena de millones de organismos fosforescentes. Siempre que hay movimiento, el agua y las criaturas en la bahía brillan. Por ejemplo, cuando los peces nadan pasando por tu bote, se encienden como luciérnagas marítimas. A medida que el bote se desliza por el agua, la laguna brilla de manera resplandeciente.

La maravilla de la creación de Dios nos deja sin habla y esto es sólo una pequeña parte de todo el paquete de misterios de la formidable obra de Dios, según se explica detalladamente en Job 37 y 38. Escucha al Señor cuando explica Su papel en la majestad de la naturaleza. «¿Sabes tú cómo Dios las pone en concierto, y hace resplandecer la luz de su nube?» (37:15). «¿Por dónde va el camino a la habitación de la luz, y dónde está el lugar de las tinieblas?» (38:19). Las majestuosas creaciones de Dios, estas luces que resplandecen o peces que brillan, son misterios para nosotros. Pero, tal y como Dios le recordó a Job, todas las maravillas de nuestro mundo son Su obra creativa.

Cuando observamos la asombrosa creación de Dios, nuestra única respuesta puede ser la de Job: Estas son «cosas demasiado maravillosas para mí» (42:3).

1. ¿Cuándo fue la última vez que te deslumbraste y maravillaste al ver las maravillas que ha creado nuestro Señor?

2. Dale gracias hoy por haber creado un mundo tan bello en el cual vivimos.

NPD/DV