Lectura: Santiago 5:13-18
En mi infancia tenía un amigo que era fanático de las máquinas de golosinas, en especial de las de gomas de mascar. En el momento que veía una, les pedía a sus padres una moneda con el monto exacto solicitado, para introducirla en aquellas máquinas y a cambio disfrutar de la golosina que salía de ella.
La oración es como aquella moneda correcta cuando tratamos de acceder a los inacabables recursos del carácter y bendiciones de Dios. Sin la oración nos estamos perdiendo de esa comunión tan única y particular que Dios desea brindarnos. La oración es nuestro medio correcto de comunicación con Él.
El escritor de Santiago nos insta a que nuestras oraciones sean “eficaces” (Santiago 5:16), la oración del Padre Nuestro que Jesús nos dejó como modelo, nos llama a evitar la “hipocresía” (Mateo 6:5) en la oración, que no debe realizarse usando una fórmula repetitiva (Mateo 6:7). Debemos acercarnos al trono de Dios, estando profundamente conscie ntes de nuestra necesidad de Él, tal como lo dice el escritor de Hebreos: “Acerquémonos, pues, con confianza al trono de la gracia para que alcancemos misericordia y hallemos gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16).
- Cuanto más oremos, más conectados estaremos con Dios, y más capaces seremos de entender Su voluntad.
- l orar se abren los cielos para que podamos disfrutar de la presencia de Dios.
HG/MD
“Oren sin cesar” (1 Tesalonicenses 5:17).