Lectura: Romanos 5:12-21

Una pequeña niña de un pueblo rural cercano a la costa, le llevó a su maestra un regalo; se trataba de un hermoso caracol.  “¿Dónde lo encontraste?” le preguntó la maestra.  La niña le dijo: “Estos caracoles sólo pueden encontrarse en una playa muy lejana.

A la maestra le conmovió el hermoso gesto de la niña, pues sabía que había tenido que recorrer muchos kilómetros con el fin de encontrar el caracol.  La maestra le dijo: “No debiste haber ido tan lejos sólo para encontrar este regalo”.  La niña sonriendo le dijo: “La caminata es parte del regalo”.

Ciertamente esta pequeña es muy sabia para su edad, y su gesto de cariño para con su maestra, es útil para ilustrar una verdad sobre lo que Cristo ha hecho por nosotros.  Él nos ha dado el maravilloso regalo de la vida eterna a todos los que creen en Él como su Señor y Salvador (Romanos 6:23).  Este regalo nos brinda el perdón por los pecados que hemos cometido, así de inmenso es el amor de nuestro amado Señor (Romanos 8:28-39).

El regalo de Jesús también comenzó con un viaje.  Este viaje implicó que dejara los esplendores del cielo para venir a esta tierra corrompida por el pecado.  Participó de nuestra humanidad (Juan 1:14), recorrió 33 años entre nosotros en su camino a la cruz, y estando allí cargó sobre sí la sentencia de muerte que había sobre nosotros debido al pecado (Filipenses 2:1-8).

  1. A nuestro extraordinario Señor no le importó dejar las glorias celestiales para vivir entre nosotros, todo esto porque el recorrido es parte del regalo.
  2. Jesús dio todo de sí para darnos salvación.

HG/MD

“Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros, y contemplamos su gloria, como la gloria del unigénito del Padre lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14).