Lectura: Salmo 23:1-6
Hace algún tiempo leí de una noticia que había acontecido hacía algunos años en Estambul, Turquía; narraba la historia de una oveja que saltó por un despeñadero, ¡y casi 1.500 más la siguieron! El terrible incidente le costó a su dueño alrededor de un tercio del rebaño y todo sucedió debido a que este tipo de animales tiene un comportamiento de manada, por lo cual se siguen inconscientemente unas a otras, sin determinar si ese camino es seguro o peligroso.
Esta noticia es sin duda una descripción muy gráfica que ilustra nuestra necesidad de un líder confiable. El profeta Isaías escribió muy acertadamente que somos como las ovejas (Isaías 53:6) y tendemos a seguir a otros sin tener los cuidados necesarios; por lo que, es necesario contar con la guía de un pastor, de lo contrario terminaremos igual que aquellas ovejas.
En el hermoso Salmo 23 se nos describe la confiabilidad de nuestro buen Pastor: nos cuida (Salmo 23:1); suple nuestras necesidades físicas (Salmo 23:2); nos muestra cómo vivir una vida santa (Salmo 23:3); nos restaura, consuela, sana, y bendice abundantemente (Salmo 23:3-5); y no nos abandona (Salmo 23:6).
¡Qué tranquilizador es entender que Dios nos guía con tanta delicadeza, pero al mismo tiempo con firmeza! Y lo hace a través de la guía del Espíritu Santo, la lectura de su Palabra y la oración. Sin lugar a duda Dios es el líder confiable que necesitamos, la brújula perfecta que nos guía.
Como un reconocimiento de nuestra dependencia del Señor podemos afirmar como el salmista: “El Señor es mi pastor; nada me faltará. En prados de tiernos pastos me hace descansar. Junto a aguas tranquilas me conduce”.
- Aunque nos cueste trabajo debemos reconocer que dependemos del Señor por lo que necesitamos estar dispuestos a ser obedientes a Él.
- Señor, tu guía en nuestra vida no tiene límites.
HG/MD
“Confortará mi alma y me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre” (Salmo 23:3).