Lectura: Salmos 33:10-15

Para muchos de nosotros, nuestra vida está bastante planificada debido a un invento llamado calendario, el cual nos recuerda reuniones y otras actividades que tenemos agendadas.

No obstante, también hay situaciones inevitables que afectan el calendario y se llaman “interrupciones”, las cuales muchas veces nos cambian los planes de manera dramática y aunque pueden ser frustrantes, también pueden tener un lado positivo.

Muchos de los grandes acontecimientos descritos en la Biblia parecen haberse producido por interrupciones en la rutina diaria de las personas.  Por ejemplo, a María un ángel la interrumpió para anunciarle que por intervención divina tendría un hijo al que llamaría Jesús.

Ella estaba comprometida con José y era virgen, sin duda esta noticia fue un acontecimiento que cambió cualquiera de los planes que esta jovencita tenía y sin duda la llenó de angustia (Lucas 1:26-31).

También le sucedió a Saulo, el fariseo judío que persiguió a los primeros cristianos.  De hecho, fue camino a Damasco cuando se disponía a arrestar a creyentes, que se vio frente a frente con el objeto de su odio, Jesús, quien además de darle un problema en su vista, cambió todos los planes que este hombre tenía.  Esta interrupción también tuvo un impacto directo en el futuro de la recién nacida fe en Jesús (Hechos 9:1-9).

El salmista nos recuerda que Dios puede frustrar los planes y “las maquinaciones de los pueblos”. Así que a pesar de que con mucha frecuencia reaccionamos con irritación o temor frente a las interrupciones en nuestros planes, Él puede usarlas para crear nuevos planes y oportunidades para nuestras vidas en su plan perfecto.

  1. Recibamos con paciencia las interrupciones, Dios puede estar cambiando todo para su gloria, así que veámoslas como oportunidades de crecimiento.
  2. Busca el propósito de Dios en tu próxima interrupción.

HG/MD

“El consejo del Señor permanecerá para siempre, y los pensamientos de su corazón por todas las generaciones.” (Salmos 33:11).