Lectura: Tito 2:1-15

Una buena obra realizada de manera silenciosa o un gesto amable pueden causar un mayor impacto en aquellos que no creen en Jesús, más que una predicación llena de palabras, pero con pocas acciones.

Este principio fue puesto en práctica por una pequeña congregación de creyentes mientras estaban planeando construir su iglesia. Después de que el arquitecto completó los planos, fueron a visitar a todos los vecinos, les mostraron los planos, y les preguntaron si alguien tenía alguna objeción. Nadie expresó su oposición.

No obstante, algunos meses más tarde, antes de que comenzara la construcción, se enteraron de que un hombre tenía algunas preocupaciones. Le realizaron una segunda visita y descubrieron que estaba preocupado porque la estructura podía bloquear la luz del sol que entraba en su patio.

¿Ellos argumentaron? No. ¿Se quejaron porque no había hablado anteriormente? No. Por el contrario, la junta de la iglesia volvió a llamar al arquitecto y le solicitaron una revisión sobre este aspecto que le preocupaba al vecino. Con algún gasto adicional, rediseñaron el edificio con un techo bajo en ese sector en particular. Dichosamente, este vecino estaba sorprendido y complacido ya que no iba a perder la luz del sol que era tan importante para él.

En nuestra dura concepción de un mundo centrado en los derechos de la mayoría, una amable consideración hacia los demás parece estar fuera de lugar. Sin embargo, esto siempre es apropiado para nosotros como creyentes (Tito 2:11-12); este tipo de acciones más que las palabras, puede ofrecer un testimonio poderoso.

  1. Además de tus palabras, muestra tu fe a través de los hechos.
  2. Un creyente es un testimonio viviente.

HG/MD

“Porque la gracia salvadora de Dios se ha manifestado a todos los hombres enseñándonos a vivir de manera prudente, justa y piadosa en la edad presente, renunciando a la impiedad y a las pasiones mundanas” (Tito 2:11-12).