Lectura: Colosenses 3:12-17

En 1975, John Molley escribió un libro titulado: “Dress for Success” (Vístase para triunfar), el cual llegó a ser la guía de modas para muchos de los que estaban aspirando a tener un mejor empleo. El consejo de Molley se basaba en una premisa básica: “Siempre vístase como su jefe”.

Cada día, para el trabajo, la escuela, o para alguna actividad de entretenimiento, todos tenemos que decidir que nos ponemos. En la actualidad, nuestro mundo está caracterizado por la informalidad, sin embargo la gente sigue esforzándose por obtener una apariencia adecuada.

No obstante, hay otro guardarropa acerca del cual hemos de tomar decisiones también: nuestras actitudes y acciones. Si somos seguidores de Cristo, nuestro atavío espiritual es mucho más importante que nuestras ropas físicas.

Echemos un vistazo a las normas del guardarropa de Dios. Como Sus hijos e hijas, hemos de vestirnos con: “…compasión, bondad, humildad, gentileza y paciencia” (Col.3:12). Y sobre todas estas cosas, hemos de vestirnos de: “amor” que es el vínculo perfecto (Col.3:14).

¿Comienzo cada día admitiendo que Cristo es el Encargado, Aquel para quién trabajo? ¿Dedico el tiempo suficiente para vestirme de actitudes que le agraden? ¿Me pongo aquello que la gente más anhela ver: compasión, bondad, humildad, gentileza, paciencia y amor? Si es así, estaré vestido para triunfar en el servicio a Dios.

  1. ¿Te quieres poner la ropa de trabajo de Dios? Entonces vístete de compasión, bondad, humildad, gentileza, paciencia y amor.
  2. ¿Estás preparado para usar esa ropa de trabajo de Dios? Si lo piensas demasiado, nunca estarás lo suficientemente preparado, entonces actúa hoy, vístete de acuerdo al guardarropa de Dios.

NPD/DCM