Lectura: Romanos 5:12-21

Es una práctica que ha ganado muchos seguidores, se trata de beber agua envasada en pequeñas botellas o en botellones.  A pesar de que la mayor parte de la gente tiene un suministro de agua potable a una fracción del costo de la embotellada e inmediatamente disponible en los grifos y los bebederos, muchos siguen comprando agua embotellada; algunos creen que un producto por el cual deben pagar es superior a cualquiera que sea de bajo costo o incluso gratuito.

Este principio se traslada muchas veces a nuestra vida espiritual. Algunos luchan por aceptar que la salvación es un regalo, y quieren hacer algo para ganarla. El problema es que nadie dispone de lo suficiente para hacerlo. El precio de la salvación es la perfección (Mateo 19:21), y Jesús fue el único que pudo pagarlo (Romanos 5:18). A todos los que tienen sed, promete darles “gratuitamente de la fuente del agua de la vida” (Apocalipsis 21:6).

La triste realidad es que algunas personas tratan de comprar el agua viva de la salvación con buenas obras y donaciones caritativas. Y si bien, este tipo de obras pueden ser vistas como algo bueno y una forma de servicio, no son lo que Él requiere para perdonar nuestro pecado.

Jesús ya pagó el precio al morir en nuestro lugar, y ofrece apagar nuestra sed espiritual cuando bebemos gratuitamente de la fuente divina que nunca se seca.

  1. No te equivoques, el costo o precio que Dios tuvo que pagar por nuestra salvación fue demasiado alto como para que cualquiera de nosotros lo pueda pagar; lo extraordinario es que Él lo ofrece para que tengas salvación gratuita.
  2. Ven hoy y acepta el regalo inmerecido de la salvación en Cristo Jesús.

HG/MD

“El que no eximió ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará gratuitamente también con él todas las cosas?” (Romanos 8:32).