Lectura: Mateo 27:15-23
La mayoría conoce a alguna persona que es fanática de un deporte, un cantante o causa pasajera. Este tipo de persona suele ser tan cambiante como el tiempo, si el equipo está bien miles de personas lo apoyan, pero si empieza a perder, los fanáticos desaparecen. Igual ocurre con los cantantes, mientras sus canciones sean pegajosas y comerciales tendrán a miles de personas que compren o escuchen sus producciones; y pasa también con las personas que siguen causas pasajeras, un día están salvando al mundo no comiendo un determinado alimento, y otro día están luchando contra las personas que utilizan zapatos de un “x” fabricante.
Estas personas buscan situaciones en las cuales se sientan bien, y están dispuestas a volverse en contra de cualquiera si las cosas no marchan como desean.
En la Biblia también se registra este tipo de comportamiento, pero aún más grave. Una multitud en Jerusalén honró y exaltó a Jesús el domingo que entró a la ciudad montado sobre un burro (Mateo 21:6-11), pero tan sólo unos días después, sucedió que, en ese mismo lugar, probablemente muchas de esas mismas personas que lo recibieron con honores, clamaban para que lo crucificaran (Mateo 27:20-23). Qué triste fue esta inconstancia.
Aprendamos a rechazar esta horrible costumbre, muchas veces adoramos efusivamente a Jesús los domingos, pero entre semana vivimos como si Su presencia no existiera o incluso como si fuera molesta; sin dudas la desobediencia es una manera muy extraña de mostrarle cuanto le amamos.
- No seas un seguidor inconstante de Jesús, adórale cada día y no tan sólo el domingo.
- No seas fanático de un solo día, o de cuando las cosas van bien, adorar a Dios en verdad es una experiencia de tiempo completo.
HG/MD
“Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre busca a tales que lo adoren” (Juan 4:23).