Mártires de la fe
Leonard Dober – Islas Vírgenes – Año 1730
Leonard Dober se preguntaba si Jesús pensaba que la cruz era demasiado; luego recordó que la oración de Jesús en el huerto terminaba de la siguiente forma: “…pero no se haga mi voluntad sino la tuya” (Lucas 22:42). La tarea de Leonard parecía imposible, pero buscaba la hacer la voluntad de Dios y no la suya.
Leonard Dober determinó que el llamado de Dios para él era alcanzar a los esclavos en las Islas Virgenes. Planeaba alcanzar a esos hombres y mujeres vendiéndose a sí mismo como esclavo y trabajando al lado de otros cada día mientras les hablaba del amor de Cristo. Pensar en ser esclavo lo atemorizaba y lo hacía sentirse enfermo. El tratamiento que recibiría le daba pavor. “Pero Cristo estuvo dispuesto a morir en la cruz por mí”, pensó. “Ningún precio es demasiado alto para servirle”.
No fueron los dueños de esclavos los que persiguieron a Dober con más severidad, sino más bien compañeros cristianos. Cuestionaron su llamado a ministrar a los esclavos y lo ridiculizaron como un tonto por su plan. Sin embargo, a Dober no lo disuadirían. Llegó a las Islas Vírgenes a finales del año de 1730.
Si parecemos estar locos es para darle gloria a Dios, y si estamos en nuestro sano juicio, es para beneficio de ustedes.
(2 Corintios 5:13 – NTV)
Cuando se convirtió en sirviente en la casa del gobernador, temía que su posición estuviera distante de los esclavos a los cuales fue a ministrar. Así que dejó esa posición y se cambió de la casa del gobernador a una chaza de fango donde pudiera trabajar con los esclavos lado a lado.
En sólo tres años, el ministerio de Dober incluía a más de trece mil nuevos creyentes.
Locos por Jesús. Así es como el mundo llama a quienes, al parecer, tienen una fe un poco radical. Raros. Extremistas. Dober era un “loco por Jesús” del siglo 18; un hombre libre que eligió vivir como esclavo para ganarlos para Jesús. Estuvo dispuesto a hacer cualquier cosa que fuera necesaria para extraer la última gota de devoción de su corazón al servicio de Cristo. Para Dober, eso significaba un plan específico que no era razonable para nadie más que él ¿Lo habían desechado por su desechado por su locura al negarse a estar de acuerdo con la mayoría? Si Dios lo llamó a hacer algo radical por Él en su familia, en su iglesia o en su comunidad, debe obedecer. Deje que otros lo llamen loco, per permita que Jesús lo encuentre comprometido.
Adaptado de: Devoción Extrema, la Voz de los Mártires, pag.199