Lectura: Salmo 59:9-17

En un viaje, mientras entraba a la ciudad que visitaba, pude observar una iglesia caracterizada por su vistoso rótulo que tenía una frase muy interesante: “Son bienvenidos los que buscan refugio y aliento”.  Esto me recordó uno de los conceptos más interesantes que encontramos en el Antiguo Testamento: las ciudades refugio.  

Durante ese periodo de la historia, estas ciudades se establecieron para brindar refugio a las personas que accidentalmente habían matado a alguien y necesitaban protección. Dios hizo que el pueblo estableciera ciudades como estas para que se salvaguardaran (Números 35:6).

Este concepto trasciende su aplicación a la antigua Israel. Más allá de eso, las ciudades refugio reflejaban el corazón de Dios hacia todas las personas. El Señor anhela ser el lugar donde nos sintamos seguros en medio de los fracasos, las angustias y las pérdidas de la vida.

En el Salmo 59:16-17, leemos: “Pero yo cantaré a tu poder y alabaré de mañana tu misericordia; porque fuiste para mí un alto refugio y un amparo en el día de mi angustia. Fortaleza mía, a ti cantaré salmos; porque Dios es mi alto refugio, el Dios que tiene misericordia de mí”.

  1. Para los corazones heridos de todas las generaciones, nuestra “ciudad de refugio” no es un lugar, sino una Persona, es Dios que nos ama con amor eterno.
  2. Hoy puedes encontrar refugio y descanso en Jesús.

HG/MD

“Fortaleza mía, en ti esperaré; porque Dios es mi alto refugio” (Salmos 59:9).