Lectura: 2 Timoteo 3:14-4:6
Me sorprendí al volver a casa del trabajo, al saber que yo era un infractor. Esa mañana, había sacado un poco de madera que ya no podía usar, esperando que fuera recogida con mi basura.
Pensé que había seguido atentamente las instrucciones para la recolección de basura. Había cortado la madera en secciones de 4 pies y que había puesto las etiquetas de basura correspondiente. Pero debo haber interpretado erróneamente las directrices. Lo que yo pensaba que decían y lo que realmente dijeron eran cosas diferentes. Así que terminé con la madera y una enorme pegatina de infracción.
Lo que aprendí de ese incidente es similar a lo que tenemos que aprender acerca de seguir las pautas bíblicas. Nuestra interpretación privada de la Biblia debe alinearse con la verdad de Dios, o nos quedaremos con un error peligroso. Permítanme ilustrarles la situación.
Algunas personas reinterpretan las pautas bíblicas en el ámbito de las prácticas sexuales. Para justificar su inmoralidad, y dicen, “Bueno, esa es la forma de interpretar la Biblia.» Cuando se ponen cara a cara con los versículos que condenan claramente el sexo fuera del matrimonio, “apartarán sus oídos de la verdad” (2 Tim. 4:4).
1. La Palabra de Dios refleja Su carácter, y debemos obedecer incluso cuando esta nos dice lo que no queremos oír. Es por eso que siempre debemos preguntar: «¿Qué dice?»
2. Algunas personas hacen que la Biblia diga lo que ellos quieren oír y esto por supuesto no agrada a Dios.
“Ahora bien, el Espíritu Santo nos dice claramente que en los últimos tiempos algunos se apartarán de la fe verdadera; seguirán espíritus engañosos y enseñanzas que provienen de demonios. 2 Estas personas son hipócritas y mentirosas, y tienen muerta la conciencia.”
1 Timoteo 4:1-2