Lectura: Romanos 5:1-11
La vida de Jack en los últimos años no había sido para nada sencilla. Cuando cumplió los 40 años, su vista empezó a empeorar, luego le diagnosticaron diabetes tipo 2 debido a sus malos hábitos alimenticios. Posteriormente, mientras trataba de hacer una vida más activa, se cayó de la bicicleta en la que viajaba y para terminar la cadena de malos acontecimientos, su madre murió de una enfermedad que la aquejaba desde hacía bastantes años; todo esto lo desanimó profundamente.
Cuando un amigo le preguntó si había visto a Dios obrar de algún modo durante los últimos años, le dijo con dolor en su rostro: la verdad no.
Por supuesto, es comprensible la sinceridad de Jack. La tristeza y las dudas son parte de la vida de cada ser humano. En Romanos, el apóstol Pablo nos indica lo siguiente: “nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce perseverancia, y la perseverancia produce carácter probado, y el carácter probado produce esperanza” (Romanos 5:3-4).
Este versículo no significa que siempre vamos a sentir gozo, o que tengamos una sonrisa permanente en el rostro a pesar de que nuestros días sean complicados. Posiblemente en algunas ocasiones necesitemos que alguien se siente y nos escuche derramar nuestro corazón, y que también hablemos con Dios. Es necesario considerar cómo sucedieron las cosas para poder percibir si nuestra fe creció durante las pruebas o los cuestionamientos.
- La vida no es sencilla, pero comprender que Dios desea utilizar las dificultades para fortalecer nuestra fe puede ayudarnos a confiar en que finalmente todo está bajo su control.
- Nuestra fe crecerá en los buenos tiempos, pero se multiplicará en los momentos complicados.
HG/MD
“Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce perseverancia, y la perseverancia produce carácter probado, y el carácter probado produce esperanza” (Romanos 5:3-4).
0 comentarios