Lectura: Génesis 4:1-2

Se dice que Arquímedes fue uno de los mayores inventores del siglo tercero antes de Cristo.  Tan sólo por citar un par de ejemplos, inventó un tornillo que lleva su nombre el cual sirve para subir materiales o agua; asimismo es reconocido como el padre de las poleas.

Por otra parte, también podemos nombrar al francés Louis Pasteur quien fue el primer microbiólogo. Inventó los principios de la vacunación y la pasteurización que resultó ser de enorme importancia para la salud humana.

Estos hombres dedicaron incansables minutos y horas tratando de llegar a un resultado exitoso y sin duda muchas veces fallaron, sin embargo, no se rindieron. ¿Y tú? ¿Por qué estás en este mundo? ¿En qué estas invirtiendo tu vida?

En Génesis 4 leímos que Eva: “la cual concibió y dio a luz a Caín”, luego, probablemente cuando lo tuvo en sus brazos dijo: “¡He adquirido un varón de parte del Señor Dios!” (v.1).

Estas palabras tratan de explicar muy brevemente lo sorprendente del primer nacimiento, y Eva usa una frase que nos transmite la dependencia de la soberanía divina: “de parte del Señor Dios”.  Y aún más extraordinario es que Dios proveería a través de la descendencia de Eva, el rescate final para su pueblo a través de otro Hijo (Juan 3:16).

Aunque es probable que Eva nunca meditó en la trascendencia de esos nacimientos, sí lo fueron. Ahora bien, quizás tu contribución sea muy diferente al de estas personas, quizás tengas la capacidad para compartir hábilmente el evangelio, eres la mejor maestra, ayudas a otros de acuerdo con tus habilidades, o quizás tengas un testimonio que esté llevando personas a Jesús.

Sea cual sea tu contribución al plan de Dios, al igual que lo hizo Eva, debes reconocer de quien es verdaderamente ese don que te hace único, y que proviene: “de parte del Señor Dios”.

  1. ¿Qué estás haciendo para honrar a Dios?
  2. ¿En qué puedes mejorar tu compromiso con la obra de Dios? ¿En qué estás invirtiendo tu vida?

HG/MD

“Y todo lo que hagan, sea de palabra o de hecho, háganlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él” (Colosenses 3:17).