Lectura: Isaías 43:1-13
La primera vez que un amigo llevó su auto a un lavadero automático fue inolvidable. Al acercarse al establecimiento, se sentía preocupado, se sentía como la primera vez que iba al dentista. Puso el dinero en la máquina, se cercioró dos veces que las ventanillas del vehículo estuvieran cerradas, movió el auto hasta la línea de inicio, y fuerzas más allá de su control empezaron a mover el auto; eran las cintas transportadoras. Al instante, las máquinas empezaron a trabajar y un gran chorro de agua empezó a mojar el auto, luego los rodillos empezaron a enjabonarlo. Mi amigo estaba aterrado pensando en cómo podía salir de allí si por alguna razón el equipo se dañaba; en un momento el agua se detuvo, y después entró en acción el secado a presión y el coche nuevamente fue impulsado fuera de la línea, limpio y brillante, listo para enfrentar la carretera.
Al pensar en la experiencia de mi amigo, pude recordar momentos tormentosos de mi vida, en los cuales parecía como si estuviera en una cinta transportadora, más allá de mi control. Ese tipo de experiencias pueden considerarse como: “Experiencias de lavadero de auto”.
En esos momentos cuando atravesamos aguas traicioneras, debemos recordar que nuestro Señor siempre estará con nosotros, protegiéndonos de las olas de tormenta (Isaías 43:2).
Cuando por fin superamos los vientos tormentosos, y salimos al otro lado, podemos decir con gozo y confianza: “¡Dios es fiel!”.
¿Estás en medio de una experiencia de lavadero de auto? Confía en que el Señor te llevará hasta el otro lado. Entonces, serás un testimonio resplandeciente de Su poder protector.
- ¿Estás pasando por una experiencia de lavadero de autos? Debes confiar en el Señor ya que Él siempre te acompañará aún en medio de las situaciones difíciles.
- Un túnel de prueba puede generar un testimonio brillante.
HG/MD
“Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y cuando pases por los ríos, no te inundarán. Cuando andes por el fuego, no te quemarás ni la llama te abrasará” (Isaías 43:2).