Lectura: Hechos 16:16-25
Un estudiante universitario decidió un verano que iba a ganar dinero para su matrícula con la venta de biblias puerta a puerta. Comenzó en la casa del presidente de la Universidad. La esposa del presidente llegó a la puerta y le explicó amablemente que su familia no tenía necesidad de más libros. A medida que el estudiante se alejó, ella le vio cojeando. «Oh, lo siento», exclamó. «Yo no sabía que estaba incapacitado»
Cuando el estudiante dio la vuelta, y ella se dio cuenta de que lo había ofendido. Así que se apresuró a añadir: “No quise decir nada, excepto admiración. ¿Parece que la discapacidad no ha afectado su vida?” A lo que el estudiante respondió: “Sí, lo ha hecho. Pero gracias a Dios, yo puedo elegir que permito que afecte mi vida”.
Cuando Pablo y Silas fueron encarcelados en Filipos y terminaron con sus espaldas en carne viva a causa de las palizas, ellos cantaban himnos (Hechos 16:23-25). Eligieron llenarse de vida con el color brillante de alegría, en lugar de que los afectaran las oscuras realidades de la depresión, la amargura y la desesperación.
No importa la aflicción o la crisis que enfrentemos, también nosotros podemos decidir cómo responderemos a ellas. Con el apoyo del Espíritu Santo, podemos negarnos a pintar nuestras vidas con los grises opacos del malestar y la queja. En cambio, el color o actitud elegida puede ser el azul celeste de la alegría de la ayuda de la Dios que siempre está disponible.
1. Dios nos da alegría, en lugar de la pena; Él nos da amor, que echa fuera el temor; Él nos da el sol, que hace huir la sombra. ¿Quieres recibir estos regalos de parte de Dios o seguir en la oscuridad y auto compadecerte?
2. Dios escoge lo que pasamos, nosotros elegimos la forma en que pasamos por estas cosas.
NPD/VCG