Lectura: Mateo 5:1-16

En la época en la cual nos tocó vivir, esta historia se repite de generación en generación, un artista musical se hace famoso con sus melodías e inmediatamente, gracias al poder de los medios y el mercadeo, existen miles, sino es que millones de jóvenes, que quieren emular a sus artistas favoritos, muchos crean sus propias agrupaciones, otros se cortan el cabello de determinada forma, algunos visten las mismas ropas que tienen estos artistas, entre otras cosas; ese sin duda en un ejemplo del poder de la influencia.

De una forma positiva, ese mismo poder pero en un grado supremo, es el que nos impacta cuando llegamos a dar nuestros primeros pasos con nuestro Señor y Salvador Jesús.  Deberíamos querer vivir bajo la influencia y normas de Cristo, y de la misma manera deberíamos desear ser una influencia positiva para los demás.

Esto es lo que Jesús nos desafía a entender en Mateo 5:13-16.  La luz y la sal son factores de influencia en un mundo oscuro y en descomposición, Jesús es la Luz del Mundo, y también nos llama a ser luces de influencia; el Señor nos modeló en Su vida la pureza que nos preserva de los estragos del pecado, añadiendo sabor y evitando la destrucción de nuestras vidas.

  1. Aceptemos el desafío de nuestro Maestro, dejemos que su vida influya a todo nivel y que a partir de esto podamos influenciar a los que nos rodean, con Su mensaje de vida eterna.
  2. Somos luz y sal en este mundo necesitado, ¿Qué esperas para demostrarlo?

HG/MD

“Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué será salada? No vale más para nada, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres. “Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad asentada sobre un monte no puede ser escondida.” (Mateo 5:13-14).