Lectura: 2 Reyes 5:1, 9-27
Los anunciantes constantemente apelan a la codicia del consumidor para tratar de convencerlo de que necesitan ciertos productos.
Un alto ejecutivo de una compañía de productos electrónicos se jactaba de lo siguiente: “Cuando introdujimos unos dispositivos de bolsillo para cargar información, nadie los necesitaba y por eso no se vendían. Tuvimos que convencer al consumidor de que necesitaba nuestros productos. Desde entonces, las ventas han subido vertiginosamente”.
El deseo de más y más dinero, cosas o poder no es propio de esta época solamente. Hace miles de años Giezi, el siervo de Eliseo, vio la oportunidad de sacarle dinero al acaudalado Naamán. Así podría comprar ropa, olivares, viñas, ovejas, bueyes y siervos (2 Rey.5:26). La codicia se apoderó de él.
El poder de la codicia puede empañar nuestra integridad rápidamente. Conozco algunos creyentes que son empresarios que trabajan arduamente y ganan mucho dinero, pero son lentos a la hora de aumentar salarios de sus empleados. También conozco a un creyente que gana cientos de miles de dólares al año, pero algunas de sus práctica no son éticas. La codicia muchas veces motiva a las personas, a realizar actos poco éticos que generalmente no harían en sus vidas.
Todos somos susceptibles a las poderosas garras de la codicia. Por eso es bueno pedirle al Señor: ¿Cómo podemos agradarle más a Él, y no, cómo podemos obtener más para nosotros?
- Recuerda, los codiciosos siempre pierden más de lo que ganan.
- Examina tu forma de actuar, si piensas más en ti, que en los demás, ese es un mal síntoma. Recuerden el ejemplo del Señor:
“Que haya en ustedes el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús, quien, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo y tomó forma de siervo, y se hizo semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. “ – Filipenses 2:5-8
NPD/DJD
Que no debemos poner nuestra confianza en las riquezas y en los lujos sino en Dios que es fiel por siempre
Es la verdad tener ese espíritu de codicia no nos lleva a ningún lado bueno , ser equitativo en nuestro actuar es lo que le agrada a Dios . No abusar de los débiles y explotarlos en s el lugar del trabajo es no tener el amor de Dios .
Filipenses 2:5-8
El Se~or Jesús dijo: «Guardaos de toda avaricia, porque la vida del hombre NO consiste en la abundancia de los bienes que posee » No se puede servir a Dios y las riquezas…
he aprendido que todos lo que tenemos es gracias a Dios y debemos dar de lo que el nos da cada día, y el nos enseña que el amor al dinero es la raíz del mal. Gracias por la en señanza del día de hoy.
si no estamos edificados en la piedra Anular…cualquier cosa de este mundo nos jalara al camino suave y facil del pecado… Firmes en el Señor…él solo nos pide Fidelidad!!bendiciones!!!
La codicia un mal de nuestro tiempo,se quiere más. ¿Porqué no hacer como dijo el apóstol Pablo? «Ustedes, por su parte, aspiren a los dones más elevados.» Deseemos, aspiremos una vida mejor, la vida plena en Cristo Jesús.
Despues que conoci al Senor, le doy gracias por que me ensenado mucho, antes de conocer e importaba mucho el dinero y otras cosas, pero ahora no, me conformo con lo que Dios me da, y le pido que me siga cambiando. Su palabra dice : Que la raiz de todos los males el amor amor al dinero. Y yo digo que mi mayor riqueza es Jesus..es el tesoro mas preciado. AMEN