Lectura: Efesios 4:1-16
En muy simpático ver jugar algún tipo de deporte colectivo a niños pequeños, por ejemplo, el futbol. A esas edades los niños no conocen muy bien las reglas del juego, lo que les importa es tener la pelota y correr con ella, aunque algunas veces se la pasan a jugadores del equipo contrario y en otras anotan en la portería de su propio equipo. Ahora bien, si eso sucediera en un partido de futbol profesional, estos errores no serían divertidos. Todo es cuestión de madurez.
Lo mismo sucede con jóvenes que entran a su primer trabajo y los primeros días no saben muy bien qué deben hacer. Están practicando y aprendiendo, razón por la cual en las compañías responsables los ubican con personas que los entrenan y los guían con paciencia para que alcancen madurez en sus trabajos. Luego de algún tiempo, la compañía celebra su éxito, pues ahora tienen la habilidad de trabajar en equipo y son más útiles para la compañía.
Algo similar sucede en la vida de los seguidores de Jesús. Pablo señaló que la iglesia necesita personas “con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándose los unos a los otros en amor” (Efesios 4:2). Necesitamos una variedad de “entrenadores”, ya sean pastores, maestros o mentores espirituales, que nos ayuden a avanzar hacia la unidad de la fe y a la madurez (Efesios 4:13).
El objetivo de toda esta serie de procesos que pasamos como creyentes es enseñarnos a trabajar como equipo, como iglesia, como cuerpo de Cristo que somos, creciendo hasta alcanzar la madurez en Cristo (Efesios 4:15). Todos estamos aprendiendo y podemos alentarnos unos a otros en el camino hacia la madurez en Jesús.
- El viaje como creyentes está lleno de gozo, pues nos acompañan en el camino muchos otros que buscan lo mismo, aprender más de Dios y cumplir su voluntad.
- Gracias Señor por quienes nos ayudan a crecer en la fe.
HG/MD
“De parte de él todo el cuerpo, bien concertado y entrelazado por la cohesión que aportan todos los ligamentos, recibe su crecimiento de acuerdo con la actividad proporcionada a cada uno de los miembros para ir edificándose en amor” (Efesios 4:16).





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