Lectura: 1 Pedro 4:7-11
En la visita que realizamos a una iglesia local de otro país, mientras acomodábamos todo lo que traíamos para la actividad, se nos acercó una pequeña mujer llamada Susan. Como ya casi era mediodía, ella estaba segura de que debíamos tener hambre y sed. Entonces, nos saludó y nos dijo: “¿Cómo están?” Le contestamos que bien y le dimos las gracias; pero ella respondió: “Yo sé que están bien, pero necesitan algo que les sustente”. Al rato, regresó con unos refrescos y algo de comer.
Mientras estuvimos realizando esta visita, Susan siempre estuvo al pendiente de nosotros. Cuando llegó el momento de despedirnos, le dijimos: “Susan, eres realmente hospitalaria, te estamos muy agradecidos por todas tus atenciones”. Ella bajó la vista y contestó: “Ustedes nos vienen a compartir la Palabra de Dios y tan sólo trato de ayudarles. Mi Dios sea glorificado”.
El anhelo de Susan es glorificar al Señor ayudando a la gente. Sin duda, tiene el don de la hospitalidad, y lo ejercita bien. Dios nos ha dotado a cada uno de sus hijos de talentos y dones para que Él pueda servir a las personas por medio de nosotros. Puedes encontrar una lista de los dones que Dios nos brinda en Romanos 12:4-13, 1 Corintios 12:27-31, Efesios 4:7-12 y 1 Pedro 4:9-11.
- El Señor nos ha dado dones: “para que en todas las cosas Dios sea glorificado por medio de Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Amén.” (1 Pedro 4:11).
- Entonces, ¿Cuál es el don que Dios te ha dado para servir? Lee los versículos referidos en el último párrafo, y si aún te cuesta determinarlo, pide a Dios su guía y pregúntale a alguna persona que sea reconocida por ser un buen servidor de Dios para que te ayude.
HG/MD
“Si alguien habla, hable conforme a las palabras de Dios. Si alguien presta servicio, sirva conforme al poder que Dios le da, para que en todas las cosas Dios sea glorificado por medio de Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Amén.” (1 Pedro 4:11).