Lectura: Isaías 12:1-6
Cuando se perfora un pozo para encontrar agua, gas o petróleo, normalmente se tiene que llegar a una profundidad considerable, extrayendo en el camino diferentes sedimentos, suelos y tipos de roca, hasta poder encontrar lo deseado en el mejor de los casos.
En nuestra lectura devocional en Isaías 12, leímos que Dios deseaba que su pueblo, el cual en ese momento estaba viviendo en un desierto tanto geográfico como espiritual, descubriera los “manantiales de salvación” que sólo se encuentran en Él.
El profeta Isaías comparaba la salvación del Señor con un manantial del cual puede obtenerse el agua de vida más refrescante. Después de muchos años de desobediencia, Dios permitió que naciones extranjeras conquistaran Judá y que el pueblo fuera exiliado; sin embargo, con el tiempo un remanente volvería a su tierra natal como una señal de que el Señor estaba con ellos (Isaías 11:11-12).
Este hermoso capítulo de Isaías es un himno de alabanza a Dios por su fidelidad al cumplir lo que había prometido; en especial, la promesa de salvación.
El profeta alentó al pueblo diciéndole que, en la profundidad de los “manantiales de salvación” divinos, encontrarían las aguas frescas de la gracia, la fortaleza y el gozo del Señor (Isaías 12:1-3); estas aguas refrescarían y fortalecerían sus corazones, y los inducirían a alabarlo y darle gracias (Isaías 12:4-6).
- Dios desea que todos, tras la confesión y el arrepentimiento, encontremos las refrescantes aguas de gozo en las fuentes eternas de la salvación.
- A pesar de las circunstancias que enfrentas hoy puedes obtener gozo y fortaleza en el Señor.
HG/MD
“¡He aquí, Dios es mi salvación! Confiaré y no temeré, porque el Señor es mi fortaleza y mi canción; él es mi salvación” (Isaías 12:2).
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