Lectura: Lucas 18:9-14
Existen muchos estudios que han demostrado la efectividad del efecto “placebo”, cuando se sustituye el medicamento por otras sustancias inofensivas, haciendo que la persona enferma crea que lo que está consumiendo es el medicamento prescrito. Curiosamente los pacientes reportan alivio a sus dolencias, aun después de saber que lo que consumieron no fue el medicamento, sino un sustituto sin ningún ingrediente médico.
Esto efectivamente ilustra que una creencia puede resultar efectiva y satisfactoria temporalmente, aun cuando esté fundada en algo que no es cierto. Todos hemos sido testigos de los terribles estragos que causan las mentiras disfrazadas de verdad.
De la misma manera que las píldoras de azúcar pueden proporcionar alivio temporal, las creencias falsas sobre Dios pueden dar como resultado falsos sentimientos de paz y felicidad. Cuando esto ocurre, algunas personas pueden sentir que no necesitan confiar en Cristo como Señor y Salvador.
La lectura de hoy en Lucas 18, nos muestra el ejemplo de alguien que aceptó mentiras como hechos verdaderos, y creyó que debido a sus buenas acciones iba a estar muy cerca de Dios. Gracias a ese sentido de falsa seguridad, se mostraba como una persona llena de confianza y felicidad. No obstante; su verdadera condición espiritual continuaba siendo mala, se sentía muy bueno en comparación con otros y para su sorpresa el único que salió curado ese día fue el pecador arrepentido, quien era consciente de su condición de necesidad y clamó al Señor de la misericordia.
- Las creencias erróneas sobre Dios y el pecado, parecen dar resultado al inicio; sin embargo, al poco tiempo revelan sus verdaderas consecuencias: tristeza y muerte.
- Los sentimientos no sustituyen la verdadera fe en Jesús.
HG/MD
“Para que, así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna por medio de Jesucristo nuestro Señor”. Romanos 5:21