Lectura: Eclesiastés 4:9-12

Al recordar a los grandes pensadores de la historia, uno de los que primero viene a mi mente es el nombre de Cicerón, quien para algunos es el pensador más grande del Imperio Romano. Indiscutiblemente, fue un talentoso orador, abogado, político, lingüista y escritor.

Sobre la amistad escribió lo siguiente: “La amistad promueve la felicidad y abate la tristeza al duplicar nuestro gozo y dividir nuestro dolor”.  Este hombre comprendía el doble beneficio de tener amigos a lo largo del camino de la vida.

Muchos años antes, el rey Salomón también escribió sobre el valor de los amigos. En Eclesiastés, leemos: “Mejor dos que uno solo, pues tienen mejor recompensa por su trabajo. Porque si caen, el uno levantará a su compañero. Pero, ¡ay del que cae cuando no hay otro que lo levante!” (Eclesiastés 4:9-10). Es por ello que una vida sin amigos, hará que nuestro camino sea solitario y difícil de soportar.

Estos dos hombres tenían razón, los amigos son importantes, sirven de confidentes, consejeros y colaboradores para sobrellevar las cargas.

  1. Piensa en tus amigos. ¿Has estado descuidando a aquellos que Dios te ha provisto para compartir las alegrías y las tristezas? Si es así, ¿por qué no les das una llamada y les dices lo importantes que son para ti?
  2. Trata de ser la clase de amigo o amiga que te gustaría que fueran contigo.

HG/MD

“Mejor dos que uno solo, pues tienen mejor recompensa por su trabajo” (Eclesiastés 4:9).