Lectura: Marcos 1:35-39

El 24 de mayo de 1883, los neoyorkinos celebraron la finalización del puente de Brooklyn, ese fue el primer puente colgante de acero.

No obstante, esta gran obra de ingeniería tuvo un precio muy alto, y no nos referimos a su costo monetario, sino al precio en vidas.  Con el fin de construir los inmensos cimientos del puente, fue necesario usar enormes cámaras herméticas llamadas “cajones hidráulicos”, en las cuales los hombres trabajaban durante más de 8 horas al día, soportando una tremenda presión de aire.

Al salir nuevamente a la superficie, tenían que soportar la diferencia atmosférica, la cual era muy grande en comparación con la que experimentaban durante su trabajo en las bases del puente, razón por la cual muchos de ellos se enfermaron y varios murieron; esta fue conocida como la enfermedad del “cajón hidráulico”.  Posteriormente se descubrió que si una persona tiene un rápido ascenso de una presión diferente a la que experimenta normalmente, se forman burbujas de nitrógeno en la sangre, cortando el suministro de oxígeno, lo cual inicialmente produce nauseas, dolor en articulaciones, parálisis y en algunos casos la muerte.

Hoy la medicina ha desarrollado cámaras de descomprensión (hiperbáricas), que permiten la reducción gradual de la presión, lo cual evita que se formen burbujas de nitrógeno, y ha reducido mucho el peligro de daños físicos cuando una persona se ve expuesta accidentalmente a este tipo de cambio de presiones.

De cierta forma, todos necesitamos un lugar para reducir las presiones de la vida.  Dios ha provisto una solución para la “descompresión espiritual”, y está compuesta por varias herramientas: la oración, el estudio de la Palabra de Dios, pasar tiempo con otras personas que comparten tu fe, los tiempos devocionales que pueden ser tiempos a solas con Dios, tal y como lo acostumbraba a hacer Jesús (Marcos 1:35).  Al hacer estas cosas puedes depositar tus preocupaciones en Jesús (1 Pedro 5:7), experimentando la paz de Dios al centrarte en Su suficiencia (Isaías 26:3).

  1. ¿Estás pasando por un tiempo de presión en tu vida?  Ya sabes cuál es la forma de realizar la descompresión.
  2. Al acercarte a Él sentirás cómo la vida tiene otro sentido y podrás empezar a verla desde otro punto de vista, el de Dios.

HG/MD

“Habiéndose levantado muy de madrugada, todavía de noche, Jesús salió y se fue a un lugar desierto y allí oraba” (Marcos 1:35).