Lectura: 2 Timoteo 4:16-18

Con el tiempo, luego de muchos años de vida comprendí que no es bueno esperar demasiado de los demás. Es posible poner mucha energía y amor en un amigo o miembro de nuestra familia y ver que no crece o que no retribuye nuestros esfuerzos con gratitud. Incluso es posible que otros sean quienes reciban el crédito por el trabajo que hemos hecho, esto también es muy normal.

Si pasamos nuestra vida esperando que los demás nos reconozcan y agradezcan por lo que hemos hecho por ellos, ciertamente quedaremos profundamente desanimados y resentidos. Comenzaremos a preguntarnos: “¿Este es todo el agradecimiento que recibo?”

En esos momentos de decepción es bueno examinar nuestros motivos. ¿Tenemos algún sentimiento pecaminoso, por ejemplo, sentirnos con derecho a algo; o tener alguna pasión por ser vistos y aplaudidos por nuestros esfuerzos? ¿Podemos dar con libertad y dejar que los demás se responsabilicen de sus propias respuestas?

El apóstol Pablo pasó por momentos difíciles durante su servicio al Señor cuando todos lo abandonaron. Sin embargo, su enfoque estaba en la fortaleza que Dios le daba al decir: “…me dio fuerzas para que, por medio de mí, fuera cumplida la predicación, y que todos los gentiles escucharan…” por medio de él (2 Timoteo 4:16-17). De la misma forma Dios estará contigo.

Nunca esperemos obtener de los demás lo que sólo Jesús puede darnos. Esperar esto es poco realista. Nuestra tarea es simplemente dar y dejarle los resultados a nuestro Maestro, sabiendo que con el tiempo recibiremos Su recompensa: “Bien, siervo bueno y fiel…” (Mateo 25:21).

1. Puedes tener la certeza de que tu trabajo en el Señor no es en vano.
2. Confía en que Dios tiene todo bajo Su control, incluida tu vida.

HG/MD

“En mi primera defensa nadie estuvo de mi parte. Más bien, todos me desampararon. No se les tome en cuenta. Pero el Señor sí estuvo conmigo y me dio fuerzas para que, por medio de mí, fuera cumplida la predicación, y que todos los gentiles escucharan. Y fui librado de la boca del león” (2 Timoteo 4:16-17).