Lectura: Mateo 4:1-11

Paula era una madre cuya pareja la había abandonado, y quien criaba con muchas dificultades a sus 3 hijos. En una ocasión cuando no conseguía trabajo, se dirigió a una casa de empeño donde esperaba canjear un televisor por un dinero que les permitiera pagar los servicios públicos y alimento para sus hijos.  Cuando caminaba por la calle con el aparato a cuestas algo extraño sucedió, un camión de valores pasó a su lado, de repente la puerta trasera del vehículo se abrió y salió volando un saco que contenía muchísimo dinero.

En aquel momento su alma empezó a librar una batalla.  Con ese dinero saldría de todas sus deudas y podría proveerles a sus hijos las cosas que por tanto tiempo había querido darles, un lugar digno y la educación que soñaba.  Pero ese dinero no era suyo.

Luego de algunos minutos de pensar en sus convicciones morales, Paula llamó a la policía y les contó lo sucedido, los esperó hasta que llegaron y les entregó el dinero.  Su decisión sobre lo que era correcto, triunfó y venció la tentación de seguir el camino fácil pero indebido.

¿Cuán firmes son tus convicciones?, ¿se quebrarían si enfrentaran una oportunidad tan seductora como la que enfrentó Paula?  Al igual que esta mujer, Adán y Eva fueron atacados desde tres diferentes ángulos: el deseo de la carne, el deseo de los ojos y la soberbia de la vida (1 Juan 2:16).  Fue así que la primera pareja sucumbió ante la tentación de Satanás (Gén.3:1-6)

  1. Sin importar la situación por la que estemos pasando, debemos imitar a Jesús, hagamos lo correcto (Mateo 4:1-11).
  2. Si quieres resistir la tentación apóyate en Jesús.

HG/MD

“Pero él respondió y dijo: Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4)