Lectura: Juan 16:1-11
Hay un par de conceptos básicos en contabilidad que si bien parecen muy sencillos no lo son. A un amigo quien decía que la contabilidad era muy fácil, le di un “sencillo” ejercicio de contabilidad que consistía en colocar en el lugar correcto una serie de datos financieros de una empresa. Los resultados no fueron buenos. Contestó mal todas las preguntas porque no entendía la premisa de dos conceptos contables básicos; colocó al revés el débito y el crédito.
En muchas ocasiones nos ocurre lo mismo, pero en el ámbito espiritual. Esto sucede cuando culpamos a Satanás de todo lo que anda mal en este mundo, ya sea el mal tiempo, un problema de señal en el teléfono, o algún problema financiero, tendemos a atribuirle el crédito por algo que no puede tener, el poder para determinar la calidad de nuestra vida.
Debemos entender que el enemigo está limitado en tiempo y espacio. Tal como lo vemos en la Biblia, tiene que pedirle permiso a Dios antes de poder tocarnos (Job 1:12; Lucas 22:31).
No obstante, también es cierto que al ser el padre de mentiras y príncipe de las tinieblas (Juan 8:44; 16:11), puede provocar confusión. Jesús advirtió acerca de un tiempo cuando las personas estarían tan confundidas que no distinguirían entre lo bueno y lo malo (Juan 16:2). Pero, agregó esta verdad: “el príncipe de este mundo ha sido juzgado” (Juan 16:11).
- Es cierto que los problemas irrumpirán en nuestra vida pero, también es verdad que no pueden derrotarnos debido a que Jesús ya ha vencido al mundo. Todo el crédito le corresponde a Él.
- Si decides aceptar su pago no debes tener ninguna duda, Jesús murió por ti debitando toda la “deuda por el pecado por pagar que había sobre ti”.
HG/MD
“Les he hablado de estas cosas para que en mí tengan paz. En el mundo tendrán aflicción, pero ¡tengan valor; yo he vencido al mundo!” (Juan 16:33).
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