Lectura: 1 Corintios 13:5-10

A muchos jóvenes les gusta patinar sobre asfalto, quizás sea por los saltos o por la gran cantidad de trucos que pueden hacer con sus patinetas. También existen otros jóvenes que disfrutan de patinar por los caminos.

Patinar tiene sus peligros, ya sea porque en un truco las personas se pueden golpear, o paseando por alguna calle se pueden caer si se encuentran con algún obstáculo; por ejemplo, una rama de árbol, algún objeto contundente, un desperfecto en la calle o simplemente alguna pequeña piedrita.

Pero sin duda los que patinan saben del daño que pueden causarles esas pequeñas piedritas, ya que es fácil ver los obstáculos grandes, pero los pequeños son difíciles de apreciar, y más cuando se transita con algo de velocidad.

Así es la vida también, nos la pasamos cuidándonos de los grandes problemas, los grandes pecados; sin embargo, los pequeños son los que en verdad nos pueden causar gran cantidad de problemas: una palabra fuera de lugar, un mal pensamiento, un sentimiento de odio. En ocasiones le ponemos menos atención e importancia a estos comportamientos que pueden causarnos graves problemas.  No debemos olvidar que estamos en la presencia de Dios santo y para Él todos los pecados son graves.  En nuestra lectura devocional, vemos como Uza lo experimentó en carne propia, él pensó que tocar el arca de Dios con sus manos impías, era una pequeña infracción; mas no lo era, y la consecuencia que tuvo fue morir en plena acción de forma instantánea (1 Crónicas 13:5-10).

  1. Tal como lo dice el autor de Cantares: “Atrápennos las zorras, las zorras pequeñas que echan a perder las viñas, pues nuestras viñas están en flor” (Cantares 2:15), esos pequeños pecados pueden ser un gran obstáculo en nuestro crecimiento espiritual; si bien es cierto debemos cuidarnos de las piedras grandes, no podemos dejar de preocuparnos por las piedras pequeñas.
  2. Los pequeños problemas pueden crecer y causar grandes problemas.

HG/MD

“Atrápennos las zorras, las zorras pequeñas que echan a perder las viñas, pues nuestras viñas están en flor” (Cantares 2:15).