Lectura: Romanos 16:1-16

Existen artistas que a través de su arte nos envuelven con su talento, y nos presentan una captura del tiempo, en ocasiones basadas en hechos y momentos reales, y en otras nos muestran un mundo o momento ficticio basado en la imaginación del artista.

Existe un artista llamado James Dietz, quien es muy conocido por sus pinturas realistas, las cuales guardan con gran celo, una atención a los detalles y a la exactitud de los elementos históricos que las pueblan, recreando momentos vívidos de la historia.  Una de sus pinturas es conocida con el nombre de No celebrado (Unsung); en ella se captura la escena de cuatro mecánicos llenos de grasa, que trabajan arduamente para lograr que un maltrecho avión vuelva rápidamente a la batalla; de seguro muy pocos reconocen el trabajo de estos mecánicos, aunque sin ellos muchas batallas nunca hubieran podido haber sido ganadas.

Al igual que en esta historia, quizás pensemos que lo que hacemos no es reconocido por nadie, que pasa desapercibido; ese trabajo rutinario que diariamente permite que otras cosas, al parecer más grandes, puedan realizarse, nadie lo nota.  Esto también puede trasladarse a la iglesia, la cual está llena de voluntarios, quienes permiten que la iglesia y su misión evangelizadora pueda convertirse en realidad gracias a sus trabajos; quizás nunca puedan trasladarse a otros países para compartir el evangelio, pero debido a sus oraciones y a sus trabajos, otros si lograrán hacerlo.

Al terminar la epístola a los Romanos, el apóstol Pablo hace una lista con muchas personas, que no vuelven a mencionarse en otros lugares de las Escrituras.  Entre uno de estos nombres se encuentra el de una mujer llamada Febe, la diaconisa de Cencrea, a quien Pablo dedica dos versos de la epístola reconociendo su abnegada labor y cerrando con estas hermosas palabras: “porque ella ha ayudado a muchos, incluso a mí mismo” (Rom.16:2).  Al igual que Febe, muchos otros fueron fundamentales para la vida y obra de Pablo, y la iglesia primitiva.

  1. Si sientes que tu trabajo pasa desapercibido, recuerda que Dios si lo ve; aunque nadie muestre aprecio por lo que haces, puedes estar seguro de que si en verdad haces tu labor de corazón para el Señor, Él te recompensará (Col.3:23-24).
  2. No existe labor para el Señor, que Él no note.

HG/MD

“Y todo lo que hagan, háganlo de buen ánimo como para el Señor y no para los hombres,  sabiendo que del Señor recibirán la recompensa de la herencia. ¡A Cristo el Señor sirven!” (Col.3:23-24)