Curiosidades

No podemos confiar en alguien que no conocemos, y ese es el secreto de aprender a confiar en Dios. Cuando alguien dice, «Confía en mí», tenemos una de dos reacciones. Podemos decir, «Sí, yo confiaré en ti», o podemos decir, «¿Por qué debo hacerlo?». En el caso de Dios, confiando en Él sigue naturalmente cuando entendemos por qué deberíamos hacerlo.

1. La principal razón por la que debemos confiar en Dios es que Él es digno de nuestra confianza.

A diferencia de los hombres, Él nunca miente y nunca falla para cumplir con Sus promesas. «Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?» (Números 23:19; Salmo 89:34). A diferencia de los hombres, Él tiene el poder para llevar a cabo todo lo que planea y propone hacer. Isaías 14:24 nos dice, «Jehová de los ejércitos juró diciendo: Ciertamente se hará de la manera que lo he pensado, y será confirmado como lo he determinado». Además, sus planes son perfectos, santos y justos, y “a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28). Si nos esforzamos en conocer a Dios a través de Su Palabra, vamos a ver que Él es digno de nuestra confianza y nuestra confianza en Él crecerá diariamente. Conocerlo es confiar en Él.

2. Podemos aprender a confiar en Dios al ver cómo Él ha demostrado Su confiabilidad en nuestras vidas y las vidas de otros.

En 1 Reyes 8:56 leemos: «Bendito sea Jehová, que ha dado paz a su pueblo Israel, conforme a todo lo que él había dicho; ninguna palabra de todas sus promesas que expresó por Moisés su siervo, ha faltado”. El registro de las promesas de Dios está ahí en Su Palabra para ser visto por todos, tal como el registro de Su cumplimiento. Los documentos históricos verifican esos acontecimientos y hablan de la fidelidad de Dios con Su pueblo. Cada cristiano puede dar testimonio personal de la confiabilidad de Dios al ver Su obra en nuestras vidas, cumpliendo con Sus promesas de salvar nuestras almas y usarnos para Sus propósitos (Efesios 2:8-10) y consolarnos con la paz que sobrepasa todo entendimiento al correr la carrera que Él ha planeado para nosotros (Filipenses 4:6-7; Hebreos 12:1). Cuanto más experimentamos Su gracia, fidelidad, y bondad, más confiamos en Él (Salmo 100:5; Isaías 25:1).

3. Una tercera razón para confiar en Dios es que no tenemos una alternativa razonable.

¿Debemos confiar en nosotros mismos o en otros que son pecaminosos, impredecibles, no fiables, que tienen un límite de sabiduría, y que con frecuencia hacen malas elecciones y decisiones influenciadas por la emoción? O ¿confiamos en el sabio, omnisciente, todopoderoso, clemente, misericordioso, y amoroso Dios que tiene buenas intenciones para nosotros? La elección debería ser obvia, pero fracasamos en confiar en Dios porque no le conocemos. Como ya se ha dicho, no podemos esperar a confiar en alguien que es esencialmente un extraño para nosotros, pero esto se remedia fácilmente. Dios no se ha hecho difícil de encontrar o conocer. Todo lo que necesitamos saber acerca de Dios, Él gentilmente hizo disponible a nosotros en la Biblia, Su Santa Palabra a Su pueblo. Conocer a Dios es confiar en Él.

Fuente: gotquestions.org/espanol