Lectura: Mateo 5:3-12
¿Cuán bueno eres para hacer enemigos? No, no te preguntamos si eres bueno para hacer amigos, ya que esto en realidad es muy sencillo. Tan sólo tienes que ser buena persona, tolerante, derrochador y no ofender a nadie.
Iniciamos con esa pregunta, pues es parte importante de nuestra misión como creyentes el ser capaz de relacionarte con personas malvadas, impías, y profanas, sin embargo debes ser lo suficientemente diferente como para que ocasiones te ganes su desaprobación y otros casos hasta sus insultos.
¿Eres de los creyentes que evitas discutir asuntos espirituales, por temor a que critiquen tu fe en Cristo? o ¿Te da vergüenza hablar con otros de Dios, por miedo de perder tus amigos?
Cuando iniciamos este ministerio hace ya bastante años, sin duda no esperábamos que todas las personas aceptaran nuestros devocionales, estudios y otros materiales que realizamos, y ciertamente en las diferentes formas en que nuestros lectores interactúan con nosotros, (correos, mensajes, comentarios), encontramos tanto muestras de aprecio y edificación, así como críticas y en algunos casos ofensas, esto confirma que vamos por buen camino, ya que es lo esperable al compartir el evangelio. Recordemos que la Palabra de Dios es como una espada de dos filos, (porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos. Penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón – Hebreos 4:12), para el creyente es de inspiración y la fuente de instrucciones para una vida que agrade a Dios (2 Tim.3:16), pero para los incrédulos el más fuerte recordatorio que el camino por el que caminan lo llevará a la perdición (Rom.3:23).
- Ya sea que tu testimonio de como resultado que te odien o te amen, puedes estar tranquilo de que estás haciendo la voluntad de Dios, estamos predicando de Cristo (1 Cor.1:23a)
- El soportar las críticas con indicador inequívoco de que estás creciendo en tu relación con Dios.
HG/MD
“Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: para los judíos tropezadero y para los gentiles locura. Pero para los llamados, tanto judíos como griegos, Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios.” (1 Corintios 1:22-24)