Lectura: Oseas 14:1-9

Aquella era una fresca mañana de primavera y los primeros rayos del sol estaban cayendo sobre la huerta que la familia había sembrado recién en un pequeño espacio de su jardín.  Al final de ese día, las hojas de las hortalizas estaban un tanto decaídas debido al fuerte sol y la falta de las primeras lluvias de la temporada.

Sin embargo, a la mañana siguiente, las hojas estaban frescas y centellantes por el rocío.  Esto sucedió debido a que, durante la noche, el viento que sopló había hecho que la humedad se condensara en gotas de rocío, refrescando la marchita vegetación.

En nuestra lectura devocional leímos como el profeta Oseas escribe que esta es una representación de lo que Dios es capaz de hacer por su pueblo, “Yo seré a Israel como el rocío…” (Oseas 14:5).

Cuando sentimos que la carga de preocupaciones nos oprime y estamos un poco desanimados, o la culpa del pecado nos alcanza, el Señor nos ofrece su refrescante misericordia y su indescriptible gracia, la cual actuará como un rocío refrescante para nuestras almas.

Tal y como el rocío aparece en la quietud de la noche humedeciendo las hojas de las plantas; de la misma forma el refrescante rocío del perdón, el consuelo y la paz de Dios, proviene de la oración y el estudio diario de su Palabra.

1. Algunos creyentes sienten que sus vidas están apagadas y son ineficaces, esto se debe a que en la mayoría pasan muy poco tiempo hablando con Dios y estudiando Su libro de instrucciones: la Biblia.  Si te sientes así, necesitas la frescura que solo encontramos en Él.

2. El refrigerio espiritual se produce tan sólo cuando viene acompañado de imitar el carácter y las prioridades de Cristo.

HG/MD

“Por tanto, arrepiéntanse y conviértanse para que sean borrados sus pecados; de modo que de la presencia del Señor vengan tiempos de refrigerio” (Hechos 3:19)