Lectura: 2 Corintios 11:1-15

Aunque parezca algo difícil de creer, una vez miré rápidamente un posteo en una red social, donde un “predicador” ofrecía literalmente vender bendiciones a plazos; este hombre ofrecía 12 bendiciones por 12 dólares mensuales y un descuento del 50% a quienes pagaran por adelantado un año de “bendiciones”.

Además, este hombre prometía enviar a cambio del primer pago, un “certificado de bendición”, y una “billetera ungida” posterior al pago de la oferta anual.  Por supuesto, no había garantía de devolución si no funcionaban las bendiciones prometidas.

No puedo imaginar a Pedro, Pablo o al mismo Jesús, prometiendo orar por la gente a cambio de una contribución para su ministerio.  Por el contrario, el apóstol Pablo hacía todo lo posible por llevar una vida sencilla y tratando de no ser una carga para otros (2 Corintios 11:7); a pesar de que también el mismo Señor afirmó en Mateo 10:10 que el obrero es digno de su salario, y luego Pablo lo reforzó en 1 Timoteo 5:17-18.  Es muy diferente el trabajo esforzado y sincero de un obrero de Dios, a la desvergonzada actitud de algunos de estos mercaderes de la fe.

Así que, ten cuidado con personas que hacen un énfasis en el dinero o que prometen “beneficios” a cambio de favores.  Las oraciones siempre han sido y serán gratuitas, ya que como dice Santiago 5:16: “…La ferviente oración del justo, obrando eficazmente, puede mucho”.

  1. La persona que sirve a Dios tan sólo por interés, está espiritualmente en bancarrota.
  2. Ora por alguien hoy, o pide que alguien ore por ti, las oraciones son gratuitas.

HG/MD

“Por tanto, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros de manera que sean sanados. La ferviente oración del justo, obrando eficazmente, puede mucho” (Santiago 5:16).