Lectura: 1 Juan 5:1-13

La mayoría de las celebraciones de independencia nacional marcan el día de la victoria final en su lucha por la libertad como pueblo.  En el caso de los Estados Unidos lo que se celebra es la firma de la Declaración de Independencia, la cual ocurrió 7 años antes de que la firma del tratado final, terminara con la Guerra de la Independencia el 3 de septiembre 1783.  La firma de la Declaración de Independencia, el 4 de julio de 1776, quemó definitivamente los puentes de la autoridad británica sobre los Estados Unidos. Fue un comienzo audaz y arriesgado y los estadounidenses aun celebran ese revolucionario comienzo.

Los creyentes a menudo se preguntan unos a otros: “¿Cuándo aceptaste a Cristo como tu Salvador?”  Ese momento decisivo en nuestras vidas marca el comienzo de la vida de fe, esto puede tener referencias al momento más importante de nuestras vidas, aquí en este mundo, y eso por supuesto vale la pena señalarlo y celebrarlo.  Cuando nos asechan las batallas espirituales, es normal recordar el momento de nuestro nuevo nacimiento como forma de aliento.

El apóstol Juan nos dijo a todos los creyentes: “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. (1 Jn. 5:4).

El nuevo nacimiento en Dios,  marca el comienzo, el principio, la inauguración.  Establece un paso de fe definitivo.  Es un nuevo comienzo.  Una ruptura con el pasado.  Una humilde confianza en la gracia y el poder de un Dios que perdona.  Es el comienzo de la verdadera libertad.  ¡Este verdaderamente es el comienzo digno de la celebración de la nueva vida en Cristo!

1. ¿Has nacido de nuevo? Lee: Juan 3:1-18.  ¿Qué hizo Jesús para liberarte de la pena del pecado? ¿Sientes una libertad cada vez mayor del poder del pecado?

2. Nuestra mayor libertad, es la libertad del pecado.

NPD/DCM