Lectura: Hechos 3:11-4:4

El Señor utiliza las situaciones más inesperadas y las maneras menos probables para acercar a la gente a Él.  Nuestra responsabilidad como creyentes es simple y clara: compartir el evangelio donde un mundo perdido pueda escuchar, leer y conocer.

Se cuenta la historia de un muchacho que es un ejemplo  de alguien que conoció a Cristo por medio de inusuales circunstancias, él había viajado a Inglaterra en búsqueda de trabajo, con el fin de conseguir un mejor ingreso económico debido a que su padre le habían descubierto un peligroso aneurisma que amenazaba con quitarle la vida.  Para ese momento el muchacho había empezado a hacerse las preguntas difíciles sobre el significado de la vida.

Un día este muchacho decidió tomar un atajo por el parque Hyde.  Su corazón estaba angustiado y su mente llena de preguntas.  En medio del parque había un joven estaba compartiendo con otros su vida y cómo Cristo la había cambiado, el muchacho se detuvo a escucharlo.  En unos términos muy directos e inequívocos escuchó el plan de salvación.  Más tarde ese mismo día encontró a otro creyente vendiendo libros.  Compró un ejemplar de Paz con Dios, de Billy Graham, sin saber lo que era.  Leyó el libro aquella noche, y  luego de meditar en lo que había leído, aceptó a Cristo como Salvador.  Hoy él y su esposa sirven al Señor como misioneros.

Busquemos maneras creativas de hablarles a otros de Jesús y de su amor, de esta forma contribuimos a la obra de Señor y somos instrumentos del amor de Dios para todo aquel que le busque.  Una de estas formas puede ser el cubo evangelístico, más información en:

http://www.e3resources.org/shop.php#evangelism

  1. Recuerda nunca sabemos lo que Dios está haciendo en el corazón de alguien.
  1. La próxima persona que conozcas podría necesitar conocer a Cristo.

NPD/DCE