Lectura: Mateo 4:18-22
En su famoso libro “El Hobbit”, J. R. R. Tolkien (1892-1973) cuenta que los enanos se habían reunido para enfrentarse a Smaug el temible dragón, con el fin de recuperar su tesoro robado. A pesar de la búsqueda peligrosa y aterradora, Balin, el segundo al mando entre los enanos, expresa su confianza en Torin: “Hay uno a quien podría seguir; uno a quien podría llamar Rey”. La confianza en su líder fortalecía su compromiso con la misión, aunque se trataba de una muy peligrosa.
Cuando nuestro Señor Jesús empezó su ministerio terrenal, también reunió a un grupo que lo acompañaría en la tarea de rescatar el tesoro de almas perdidas de manos de nuestro enemigo, Satanás.
Cuando los llamó, les dijo: “Vengan en pos de mí” (Mateo 4:19). Para ellos, seguir a Jesús significó una gran transición, pasar de ser simples pescadores, a pescar hombres y mujeres atrapados en las redes del pecado. Definitivamente esta tarea nunca fue ni será sencilla; el mismo Jesús habló de que esto implica llevar la cruz y seguirlo (Mateo 16:24; Marcos 8:34; Lucas 9:23).
- ¿Cómo permanecemos firmes en la batalla intimidante de buscar los tesoros perdidos, todas esas almas que aún están perdidas en el mundo de las tinieblas? Manteniendo la mirada en nuestro Líder Jesús.
- Sin lugar a duda Jesús es digno; ¡alguien a quien podemos seguir y a quien podemos llamar Rey de Reyes!
HG/MD
“Y les dijo: “Vengan en pos de mí, y los haré pescadores de hombres” (Mateo 4:19).