Lectura: Filipenses 2:12-24

Un sencillo verso infantil resume en pocas palabras la decadencia de nuestro tiempo:

“Humpty Dumpty se sentó en una pared;

Y de esa pared se cayó;

Ni los hombres del rey ni sus caballos lo pudieron volver a componer”

Estas sencillas palabras, ejemplifican la condición moral del hombre, el ser humano está quebrado y necesita que lo reparen (Romanos 3:23), pero la mayoría de seres humanos no quieren ni pueden ayudar a componer a otros (Romanos 3:9-18).  Es por ello que Dios, el creador de este Universo, tuvo que tomar medidas con el fin de restaurarnos a causa de esta situación (Romanos 6:23).  Esta solución se gestó cuando Dios en la persona de Jesús, se encarnó y vino para salvarnos; luego de esto diseñó a la iglesia como Su cuerpo para que sus miembros “se preocupen los unos por los otros” (1 Corintios 12:25).  Timoteo demostró esa preocupación por su maestro Pablo y por otros creyentes (Filipenses 2:18-22).

Tomar tiempo de nuestra vida para hacer una llamada, enviar un pequeño mensaje, preparar una comida especial, desprendernos de un poco de nuestro dinero para comprar un presente, dedicar un tiempo para escuchar sin hablar o juzgar, pagar un salario justo o realizar nuestras tareas de una forma excelente, son actos que demuestran que verdaderamente nos preocupamos por otras personas.

Estas y muchas otras son las formas en las cuales nuestro Señor desea que mostremos a otros que nos importan, y puede ser ese pequeño acto de amor el que haga la diferencia en la vida de otras personas.

  1. ¿Estamos dejando que Cristo actúe mostrando Su amor por medio de nosotros?
  2. Si en verdad te preocupas por otros, querrás compartir las bendiciones que has recibido.

HG/MD

“Pues no tengo a nadie que se interese por ustedes con tanto ánimo y sinceridad” (Filipenses 2:20).