Lectura: Hechos 17:10-13
“Se ha comprobado que el agua puede ser dañina para la salud”. Este era el titular de una noticia que me compartieron. La noticia parecía ser verdadera, estaba repleta de nombres de científicos y de situaciones de la “vida real”.
Sin embargo, cuando la verifiqué en páginas de Internet confiables, confirmé que por supuesto era mentira; un engaño de las redes sociales. Su autenticidad sólo podía ser verificada consultando una fuente confiable.
Un grupo de creyentes del siglo 1, quienes vivían en Macedonia, entendían la importancia de confirmar lo que oían. Los habitantes de Berea “recibieron la palabra ávidamente, escudriñando cada día las Escrituras para verificar si estas cosas eran así” (Hechos 17:11).
Habían escuchado al apóstol Pablo, y quisieron asegurarse de la veracidad de su discurso, cerciorarse de que las palabras que decía estaban de acuerdo con las enseñanzas del Antiguo Testamento. El apóstol les compartió una parte de las Escrituras donde revelaban que el Mesías sufriría y moriría por el pecado, entonces ellos necesitaban verificarlo con la fuente acreditada.
- Cuando escuchamos ideas espirituales que nos perturban, debemos tener cuidado. Podemos investigar la Palabra de Dios por nuestra cuenta, escuchar fuentes dignas de confianza y pedirle al Señor Jesús que nos dé sabiduría.
- Seamos buenos estudiantes de la Palabra de Dios para que no nos engañen.
HG/MD
“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que traza bien la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15).
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