Lectura: 2 Pedro 3:1-13
En la primaria a todos nos enseñaron que la Tierra gira en torno a su eje. Los maestros y los libros de ciencia nos dicen que si una persona se encuentra de pie en el ecuador, rotaría con la Tierra a 1600 Km/h. Eso es lo que nos enseñaron y que lo aun creemos. Pero, desde nuestra perspectiva, no parece que nos estemos moviendo en absoluto, es por ello que las apariencias suelen ser engañosas.
A muchos de nosotros, cuando éramos niños, también nos enseñaron que Dios es el que gobierna sobre todas las cosas, y que Jesús hace ya muchos años vivió entre nosotros, que voluntariamente se ofreció como sustituto por nuestros pecados muriendo en una cruz y resucitando tres días después, y que tal y como se fue, un día regresará por nosotros. Lo creímos entonces y muchos aún lo creemos.
No obstante aún siguen sucediendo cosas malas en el mundo y pareciera que los malos triunfan frente a la gente que quiere hacer lo correcto, y lo peor es que parecen tener el control. Bajo esas apariencias, es entendible la razón por la que muchos incrédulos se burlan de los creyentes y de la promesa hecha por Jesús sobre su regreso hace ya muchos siglos (2 Ped.3:3-4).
Pero las apariencias pueden ser engañosas. Los no creyentes carecen de algo que tenemos nosotros los creyentes, del Espíritu Santo morando en nuestro ser (“Pero el hombre natural no acepta las cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son locura; y no las puede comprender, porque se han de discernir espiritualmente” – 1 Cor.2:14”). Debido a lo anterior tenemos una visión ampliada, entendemos al leer la Biblia, que todo lo dicho en ella sobre Dios es real y verdadero: sus imponentes obras, su presencia, su gracia y su paz, algo que una persona sin Cristo nunca podrá entender.
- Hay una verdad que nos llena de gran gozo, ¡Cristo vendrá nuevamente!
- Disfrutemos de las maravillas que hallamos en Su Palabra, en ella encontramos palabras de vida eterna.
HG/MD
“Pero el hombre natural no acepta las cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son locura; y no las puede comprender, porque se han de discernir espiritualmente” – 1 Cor.2:14.