Lectura: Salmos 23:1-6

Amigos virtuales y reales es un tema que se ha discutido mucho desde hace ya algún tiempo, ya que, debido a las comunicaciones sociales por medio de la internet, nos hemos aislado cada vez más unos de otros.

En esta misma línea, en un artículo se decía lo siguiente: “Los que se oponen a llevar una vida primordial o exclusivamente en Internet, sostienen que los amigos virtuales no sustituyen de forma adecuada a los de la vida real, y que […] los individuos que reemplazan con amigos virtuales a los de carne y hueso se vuelven aún más solitarios y depresivos que antes”.

Separándonos un poco del tema tecnológico y sus consecuencias, todos enfrentamos temporadas de soledad en las que nos preguntamos si alguien sabrá o entenderá qué cargas soportamos o qué luchas tenemos, y si genuinamente le interesará.

Como seguidores de Jesús debemos tener totalmente claro en nuestro corazón que cuando nos enfrentamos a algún momento complicado, la presencia consoladora del Salvador siempre está a nuestro lado.

El salmista David plasmó esta promesa con palabras indiscutibles: “Aunque ande en valle de sombra de muerte no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo. Tu vara y tu cayado me infundirán aliento” (Salmo 23:4).

  1. No te aísles de las personas, todos necesitamos de la cercanía de los demás en nuestras vidas; pueden existir los amigos virtuales, pero nunca se compararán con los amigos reales que te pueden dar un abrazo en el momento que lo necesites.
  2. Si por alguna razón en algún momento te quedas solo, debes reflexionar y comprender que en realidad nunca lo has estado, el Señor Jesús siempre ha estado a tu lado, junto a ti.

HG/MD

“Ya no los llamo más siervos porque el siervo no sabe lo que hace su señor. Pero los he llamado amigos porque les he dado a conocer todas las cosas que oí de mi Padre” (Juan 15:15).